El divorcio de los padres es una de las vivencias que más puede movilizar emocionalmente a un niño debido a que debe ajustarse a  nuevas situaciones que por lo tanto conllevan a un proceso de duelo. El pequeño tiene que dejar atrás la imagen de sus padres viviendo juntos y adaptarse a la realidad. Todo esto, dentro de un clima que podría no ser el más favorable, ya que en muchas ocasiones, durante la separación física y legal, los adultos tienen constantes discusiones y conductas que tienden a empeorar la situación.

 

 La separación es entonces una situación difícil, en la que se deben atender los sentimientos propios y de otros. Es un duelo familiar porque se pierde la cotidianidad del  «todos juntos». Por eso queremos conversarlo y acompañar a los padres con herramientas útiles, efectivas y afectivas para que puedan apoyar a sus hijos y de esta manera prevenir síntomas que pueden aparecer como consecuencia de un inadecuado manejo de la situación por parte de estos, quienes tienen el derecho y el deber de protegerlos