Carta a un hermano que emigra

Carta a un hermano que emigra

Al hermano que emigró y al que se quedó…

Uno, dos, tres… ¡Vamos a jugar!

Sí, pero yo cuento esta vez.

Diez, allá voy, escóndete bien, te voy a encontrar.

¡Te encontré! (risas), ¡te encontré! Gané yo, esta vez.

Me duele la barriga, está oscuro…

Mi mamá nos va a regañar, vamos a hacernos los dormidos…

            ¿Sabes?, esos somos los dos, cuando pequeños. A veces en mañanas como ésta, cierro un momento los ojos y puedo escuchar nuestras vocecitas, allá en aquellos tiempos mágicos de nuestra infancia, época dorada, llena de juegos, travesuras, riñas y paces a juro; tiempo de risas, abuelos, cumpleaños y navidades; ¡uy sí!, navidades. Aquellos árboles magníficos llenos de obsequios, y tu carita llena de asombro al ver los regalos que había traído el Niño Jesús. No parabas de brincar, reír, eras un “terremoto”, eras mi hermano menor.

            Siempre juntos, siempre. No hubo un día en el que no estuviéramos juntos; vivimos todas las etapas de esta travesía llamada vida, unidos. Claro que hubo diferencias, discusiones (aún las hay), la adolescencia, los noviazgos, las ideas defendidas a ultranza por cada uno; pero siempre, siempre como dos ríos que van al mar confluíamos, unidos, siempre juntos con mamá.

            La travesía no fue fácil, hubo muchos días llenos de lágrimas, dolor, ausencias, pero las superamos porque siempre estábamos juntos, unidos. Las alegrías siempre fueron compartidas y los retos de cada uno asumidos por el otro como propios. Llegó el matrimonio, los hijos; el árbol iba creciendo, tenía ya más ramas y nuestros cabellos ya algunas canas, pero juntos, siempre juntos, mi hermano y yo. Un día en tú casa, otro en la de mamá; un “te llamo luego” o “paso por allá”, lo común; nada extraordinario.

            Suspiro. Abro los ojos; el cielo está imponente y la vista del Ávila está esplendorosa. Estoy en el patio, en la casa de nuestros abuelos, y vuelvo a cerrarlos, no puedo evitarlo, un nudo se hace en mi garganta, de nuevo suspiro y respiro profundo.

            Me llegan más recuerdos, ya no tan lejanos, duele y mucho. Ellos me llevan a aquella sensación húmeda, del último beso que te dí en la frente, aquel beso de despedida, estabas sudoroso, algo nervioso. Ya de eso han pasado casi cuatro años. Te embarcaste rumbo a España con mi cuñada y mi sobrina, dejabas Venezuela buscando un mejor porvenir; escapando de la ruina, que para aquel entonces yo no creí posible de ver. Valientemente hermano mío, en unas cuantas maletas embalaste una vida, le diste paso a una nueva; como siempre decidido, atrevido, un aventurero, un soñador.

Aún recuerdo ese día, de hecho no lo olvidaré jamás, te abracé y te besé todo lo que pude, pues no sabía si iba a verte de nuevo, duele, aún duele y mucho. No fuí hasta el aeropuerto, no podía, no quería verte partir; confieso no tuve el valor para ir a despedirte, pues un “hasta luego” así, no me cabe aún en la cabeza. Tenerte lejos no es fácil. Siete mil kilómetros, seis horas en verano, cinco horas en invierno, como dice tu sobrina, vives en el futuro, nosotros en el pasado. Hoy una pantalla nos acerca, una llamada nos llena el alma.

            Y es así, como en mañanas como ésta, cierro los ojos e inevitablemente pienso lo lejos que estás, Tú, mi hermano: Madrid, Yo: Caracas y me sigo preguntando como fue a pasar esto. Entonces sé que esto también pasará, aunque ya no seremos los mismos, ese abrazo mío, siempre te esperará.

Autora: TSU María Josefina Trujillo Mayz. Psicopedagoga y parte del equipo de Psicochamos

Correo: mariajosefinatm@hotmail.com, red social instagram @sehabladechamos

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Carta de tu hijo o hija  adolescente para ti papá/mamá

Carta de tu hijo o hija adolescente para ti papá/mamá

La carta que tu hijo adolescente quiere escribirte pero no puede

Querido padre/madre:

Esta es la carta que desearía poderte escribir.

Esta pelea en la que estamos ahora mismo. La necesito. Necesito esta pelea. No puedo decirte esto porque no tengo el lenguaje para ello y no tendría sentido de todas formas. Pero necesito esta pelea. Mucho. Necesito odiarte ahora mismo y necesito que sobrevivas a ello. Necesito que sobrevivas a que te odie y odiarme tú. Necesito esta pelea incluso a pesar de que yo también la odio. No importa de qué va esta pelea: la hora de volver a casa, los deberes, la colada, salir, quedarme, irme, no irme, novio, novia, no amigos, malos amigos. No importa. Necesito pelear contigo por ello y necesito que tú pelees conmigo de vuelta.

Necesito odiarte ahora mismo y necesito que sobrevivas a ello. Necesito que sobrevivas a que te odie y odiarme tú. Necesito esta pelea incluso a pesar de que yo también la odio

Necesito desesperadamente que sostengas el otro extremo de la cuerda. Que la sujetes con fuerza mientras golpeo en el otro extremo mientras encuentro asideros en este nuevo mundo en el que siento que estoy. Solía saber quién era yo, quién eras tú, quiénes éramos nosotros. Pero ahora mismo no lo sé. Ahora mismo estoy buscando mis límites y a veces solo puedo encontrarlos cuando tiro de ti. Cuando empujo todo lo que solía saber hasta su límite. Entonces siento que existo y por un minuto puedo respirar. Sé que echas de menos al dulce niño que fui. Lo sé porque yo también echo de menos a ese niño, y algo de esa nostalgia es lo que me resulta tan doloroso ahora mismo.

Ahora mismo estoy buscando mis límites y a veces solo puedo encontrarlos cuando tiro de ti

Necesito esta pelea y necesito saber que no importa cómo de malos o grandes sean mis sentimientos no nos destruirán a ti ni a mí. Necesito que me quieras incluso en mi peor momento, incluso cuando parezca que no te quiero. Necesito que te quieras a ti mismo y a mi por los dos ahora mismo. Sé que apesta ser rechazado y etiquetado como el malo. Yo me siento igual por dentro, pero necesito que lo toleres y que otros adultos te ayuden. Porque yo no puedo ahora mismo. Si quieres puedes reunir a todos tus amigos adultos y tener un ‘festival-de-grupo-de-apoyo-para-sobrevivir-a-tu-adolescente’, me parece bien. O hablar de mí a mis espaldas, no me importa. Solamente no te rindas conmigo. No te rindas en esta pelea. Lo necesito.

Yo me siento igual por dentro, pero necesito que lo toleres y que otros adultos te ayuden. Porque yo no puedo ahora mismo

Esta es la pelea que me enseñará que mi sombra no es mayor que mi luz. Esta es la pelea que me enseñará que los malos sentimientos no significan el final de una relación. Esta es la pelea que me enseñará a escucharme a mí mismo, incluso cuando esto decepcione a otros.

Y esta pelea en particular terminará. Como cualquier tormenta, se despejará. Y yo olvidaré y tú olvidarás. Y entonces volverá. Y necesitará que sujetes la cuerda otra vez. Necesitaré esto una y otra vez durante años.

Sé que no hay nada inherentemente satisfactorio en este trabajo para ti. Sé que probablemente nunca te dé las gracias por ello o siquiera reconozca tu lado de esto. De hecho, probablemente te criticaré por todo este trabajo duro. Parecerá que nada de lo que hagas será suficiente. Y aun así, dependo enteramente de tu habilidad para permanecer en esta pelea. No importa cuánto discuta. No importa cuánto me enfurruñe. No importa cuán silencioso me vuelva.

Por favor no sueltes el otro extremo de la cuerda. Debes saber que estás haciendo el trabajo más importante que nadie podría estar haciendo por mí ahora mismo.

Con amor, Tu Adolescente

¿Qué te pareció? ¿Qué opinas de estas palabras dichas por tu hijo adolescente? ¿Qué le responderías a tu hijo adolescente luego de leerla?

Autora: Psicóloga Gretchen Schmelzer (2015) – Gracias a Fundación América por la Infancia y a la psicóloga Luz Aguilar por darla a conocer

Melissa Rosales – Psicóloga Infantil , especialista en Psicología Clínica , Máster en Terapia Breve Estratégica – psicochamos@gmail.com

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No se debe apresurar el retorno a la escuela: Te explicamos las razones

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¿Retorno a la escuela? Recientemente, en Venezuela se nos invitó a debatir sobre un próximo regreso a clases de nuestros niños, niñas, adolescentes y jóvenes

Se sugirió que, dentro de la discusión, se tomara en cuenta el regreso paulatino de los distintos niveles educativos, así como la combinación de clases presenciales y clases por vía online. Frente a esta propuesta del gobierno, han surgido muchas respuestas que, en su mayoría, se caracterizan por ser de corte emocional.

Es comprensible, ya que se trata del bienestar de los niños, niñas y adolescentes, sin olvidar que la población de los jóvenes, viene siendo el grupo etario de mayor contagio del covid-19.

En las siguientes líneas, intentaré razonar sobre mi posición de posponer ese retorno, hasta tanto no se esté aplicando la vacuna contra el virus que, desde lo que se nos informa, sería para el próximo año.

Condiciones de nuestros niños, niñas y adolescentes

En los primeros momentos en que apareció el virus, algunos médicos infectólogos, al notar que: el mayor nivel de letalidad se ubicaba en las personas de la tercera edad, particularmente en aquellos que tuvieran patologías de base; un bajo nivel de contagio en jóvenes y un casi nulo contagio en niños, concluyeron que, si el virus se daba en los niños, su desarrollo sería leve, semejante a una gripe.

A medida que ha pasado el tiempo, y los conocimientos han evolucionado frente a este fenómeno inédito, tantos los niños como los adolescentes se pueden contagiar con una frecuencia baja, sin que esto descarte el peligro de sufrir fuertes reacciones. De hecho, ha habido casos de niños y adolescentes que han fallecido como consecuencia del virus. Ya los especialistas han venido explicando las causas de estos decesos.

Lo que, si podríamos considerar acá, es que no todos nuestros niños y adolescentes están completamente sanos, por lo que un posible contagio, traería síntomas fuertes. Muchos de ellos pudieran estar presentando patologías de base; algunas diagnosticadas por los médicos, como ciertas cardiopatías, asma bronquial, presión arterial alta, obesidad, malnutrición, sistema inmunológico débil, y otras no diagnosticadas, ya que pudieran aparecer durante la adolescencia como diabetes juvenil, cardiopatías, entre otras.

Por lo que el contagio con el virus, pudiera ser letal.

Importancia de la etapa de latencia

Si bien es cierto que la etapa de latencia, así llamada por S. Freud (6-7/12-13 años), es la más apropiada para la adquisición de los aprendizajes instrumentales como la lectura, la escritura, la aritmética y con estos, el de las demás áreas de conocimiento como la geografía, historia, ciencias, no quiere decir que una pausa de un año, vaya a alterar bruscamente la continuidad de estos aprendizajes.

Precisamente, la importancia de esta etapa es considerada por algunos especialistas, padres y representantes como argumento de peso para sugerir el regreso a clases, por lo que me voy a detener en la descripción de sus logros.

Se puede estimular desde otros contextos

Esto lo hago, para visualizar como los mismos se pueden estimular, en otros contextos de desarrollo como el familiar, el comunal, sin desvalorizar la importancia del contexto escolar y el retorno a la escuela cuando así sea.

En la etapa de la latencia, de cuya consolidación dependerá el futuro psíquico en la pubertad y la adolescencia, se destacan los siguientes logros:

  • La capacidad de desplazar su energía psíquica hacia la búsqueda activa de conocimientos y experiencias, lo que favorecería la consolidación de su desarrollo cognoscitivo.
  • La capacidad de establecer un equilibrio entre el control del placer/placer del control. El desarrollo moral y la normativa escolar le obligan a limitar el placer corporal directo y sus impulsos agresivos, canalizándolos por medio de actividades lúdicas. Son esenciales los juegos de despliegue físico, como correr, saltar, empujar, golpear, e incluso “pegar” dentro de lo permitido. También, encuentra placer en las actividades intelectuales como la lectura de cuentos fantásticos que le despiertan su imaginación.
  • La capacidad de sublimación, la cual es el resultado de las anteriores, hace mención a la canalización y modulación de la pulsión agresiva en habilidades y actividades interesantes y productivas, lo cual le permitirá la adaptación y el interés por el mundo social y escolar. Así mismo, podrá transformar la impulsividad sexual y agresiva en afectos como la ternura, nostalgia y pudor y los contactos físicos moderados le permitirán modular todo un mundo de experiencias marcadas por la amistad y la empatía.
  • La capacidad de integrar sentimientos ambivalentes. Su adaptación e interés por el mundo exterior, le ha permitido reconocer y tolerar las limitaciones y virtudes propias y las de los otros posibilitando la capacidad de evaluar y autoevaluarse de forma ponderada. Paralelamente, el estar implicado en actividades que requieran competir y reparar, rivalidad y complicidad, recibir y dar sin rencores, aceptar y restituir, le proporcionarán la base del reconocimiento de sentimientos de gratitud y de deuda
  • La capacidad de interiorizar figuras de autoridad confiables y estables. Al mismo tiempo que los niños van siendo más autónomos y se van separando progresivamente de sus figuras paterno-filiales, ocurre un acercamiento con adultos sustitutivos, quienes ejercerán funciones educativas, normativas e incluso afectivas. Esto les permitirá la interiorización de figuras sólidas de identificación “alcanzables”. Confiarán en que “quien sabe más”, puede ofrecer conocimientos, prácticas y estrategias para enfrentar la realidad. Si no se confía y no se espera nada de la capacidad del otro, el esfuerzo que necesita el aprendizaje requiera de mucho esfuerzo.

Para concluir, todo este conjunto de experiencias y vivencias durante la etapa de la latencia, es imprescindible para la consolidación y maduración de la personalidad. Si bien las vivencias dentro de la vida escolar son esenciales, en el ámbito del hogar y la comunidad se pueden estimular, tomando en cuenta la situación inédita que estamos viviendo y nos obliga a tomar precauciones para el retorno a la escuela

Los adolescentes se han convertido en el grupo etario más resistente al seguimiento de las medidas de bioseguridad contra la pandemia

Esto se debe a los muchos cambios que están pasando, particularmente los referentes a la construcción de su identidad personal. El alcance de la misma dependerá de muchos factores, sin embargo, sabemos que su desarrollo cognoscitivo hace que muchos de ellos se perciban a sí mismos y sus propias opiniones e intereses como las más importantes y válidas.

La información que ellos tienen de algún aspecto tiene mayor peso en la formación de los juicios que hacen que los pensamientos de los demás y otra información relevante.

Les resulta muy difícil comprender o que hacer frente a las opiniones de otras personas, y ante el hecho de que la realidad puede ser diferente de lo que están dispuestos a aceptar.

Otras formas de presentarse el egocentrismo adolescente se resumen en el mito de invencibilidad, el mito personal o en forma de fantasías, donde se creen invulnerables.

Esas características debemos tomarlas en cuenta cuando ejercemos autoridad para que respeten las normas sanitarias.

Utilizar el diálogo, invitarlos a que se informen mejor sobre la pandemia en fuentes confiables, evitar que sobre ellos lluevan reproches, órdenes, imposiciones, sanciones y castigos por su resistencia a la normativa.

Si a lo anterior le sumamos que muchos de los adultos, son un mar de contradicciones, saliendo sin mascarilla, no respetando el distanciamiento físico, cediendo y/u organizando festejos familiares, debemos coincidir con lo expresado por Dueñas (2020), que el adolescente es “el espejo de las contradicciones del mundo adulto”.

Condiciones del Personal Docente

El personal docente, de todos los niveles educativos, ha venido mermando en los últimos años; unos han emigrado a otros países, otros han decidido dedicarse a trabajos diversos, para enfrentar la crítica situación económica que nos ha acompañado durante el último quinquenio, producto del asedio y las diversas sanciones ilícitas a las que nos ha sometido el imperio estadounidense.

Esta falta de docentes ha obligado a integrar sesiones de algunos grados, en varias escuelas y liceos, contratar a nuevo personal docente y/o recurrir a estudiantes de los últimos años de la carrera docente, manteniéndose aún una falta de personal.

Es esperable que, después de estos tiempos de cuarentena, algunos docentes hayan dejado su ocupación, para optar por otras opciones de trabajo.

Con falta de personal docente, docentes iniciándose en su profesión u otros con experiencia limitada; las funciones educativas los pudiera desbordar y, no es para menos. Su desempeño se tornaría más exigente, ya que deberán complementar sus actividades para el desarrollo del currículo con las del cumplimiento recurrente de las normas sanitarias por parte de los NNA cuando sea el retorno a la escuela.

Normas sanitarias que no sólo incluyen el lavado de manos, el distanciamiento físico, sino también la asepsia del salón de clase. Nos estamos refiriendo a una docente y no siempre apoyada por una auxiliar, con 30-40 estudiantes a su cargo.

Hay un tema del que mucho se habla en privado, pero no se debate y, es el debilitamiento de la autoridad docente. Es frecuente observar como en los liceos, la figura de autoridad del docente es poco respetada.

Nos encontramos entre docentes intentando ejercer su rol con calidez y firmeza y adolescentes resistentes y desafiantes. En este clima, me parece, se hará imposible resguardar las normas necesarias para evitar el contagio, como por ejemplo evitar las aglomeraciones, los corros, los amapuches, idas a la cancha, escape al patio de las parejas, entre otros.

Condiciones de las Instituciones Educativas

La infraestructura de muchas instituciones educativas de nivel inicial y primario, no están adecuadas para cumplir las normas sanitarias, en particular el distanciamiento físico en el retorno a la escuela.

Sus instalaciones emergieron de reformas de casas viejas, haciendas coloniales, destinadas a viviendas. Esto pasa, particularmente en la educación privada. No podemos dejar de mencionar que, las instituciones de educación inicial que se encuentran dentro de algunos ministerios, tampoco cuentan con el espacio adecuado para seguir el distanciamiento físico.

Las condiciones actuales de las instituciones educativas, tanto públicas como privadas, las desconozco. Sin embargo, el estar vacías desde marzo, donde sólo se ocupan de los más mínimos cuidados de aseo e higiene y seguridad, no creo que estén acondicionadas con las medidas de seguridad sanitaria para garantizar el bienestar físico y psicológico del nuestro NNA, en situaciones de pandemia para el retorno a la escuela.

Además, no se ha mencionado la necesidad de contar con equipos de salud en cada institución, para enfrentar cualquier eventualidad

No debemos caer en la patologización

Sin dejar el tema de la salud mental del venezolano/a, es importante afirmar que todos/as tenemos miedo de la pandemia, nos entristece no poder vivir como antes de la aparición del virus, nos genera incertidumbre el futuro. Miedo, tristeza, incertidumbre son emociones naturales ante un hecho inesperado, desconocido y donde todos y todas somos vulnerables. No le temamos a esas emociones ya que ellas son adaptativas.

No debemos caer en la Patologización de las emociones naturales ante un hecho inédito, tal como lo sugiere la Dra. Dueñas (2020), destacada investigadora en el área de la patologización de las infancias y adolescencias, en América Latina.

Para cerrar, no es prudente utilizar el argumento de que se aminorará el sufrimiento psicológico de nuestros NNA, con su retorno a la escuela.

Autora: Lic. Carmen Liliana Cubillos S. – Psicóloga, Docente de la escuela de Psicología, de la Universidad Central de Venezuela

Para más información de psicochamos, puedes escribir a psicochamos@gmail.com

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Todo lo que debes saber sobre Trabajo Infantil: ¿Un espacio para la explotación?

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            Cuando se habla de trabajo infantil surgen inquietudes como ¿El trabajo infantil será ineludiblemente una actividad inapropiada para el desarrollo infantil? ¿Es una expresión disimulada de explotación?

            Actualmente, a nivel mundial un número importante de niños, niñas y adolescentes trabajadores son víctimas de explotación infantil, entendiendo este término (según consideraciones expuestas por UNICEF) como aquella ocupación a tiempo completo, con sobrecarga de labores y responsabilidades, desarrollada por este sector vulnerable de la humanidad, actividades que le impiden recibir educación, comprometiendo además su dignidad, salud física, moral y psicológica; aunado a una multiplicidad de factores como: condiciones inadecuadas físico-ambientales del espacio laboral,  excesiva presión física, social y psicológica, paga inadecuada o inexistente, actividades vinculadas a la mendicidad, entre otros, que evidentemente inciden de manera negativa en el desarrollo y calidad de vida infantil.

            Sobre esto, en el Convenio Nro. 182 de la OIT (adoptado en Ginebra el 17/06/1999) se detallan las “peores formas de explotación del trabajo de menores” que corresponden a todas aquellas formas de esclavitud y prácticas análogas, como la servidumbre por deudas, el trabajo forzado, reclutamiento de niños (as) y adolescentes para utilizarlos en conflictos armados, trata infantil con fines de prostitución y producción de material pornográfico, utilización para delinquir, y cualquier otra actividad laboral que por su naturaleza o por las circunstancias en las que se desarrolla, implique un riesgo para la salud, la seguridad y la moral del niño, niña y adolescente (NNA).

            Aspectos considerados en la Convención sobre Derechos del Niño y más específicamente en el marco jurídico venezolano a través de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y la Ley Orgánica para la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes (LOPNNA), donde se reprueban aquellas tareas asignadas de manera inescrupulosa con fines abusivos, que le arranquen a este grupo de la población su infancia, inocencia y dignidad, amenace su derecho a la educación, debilite sus vínculos familiares, afecte incluso su salud física y psicológica, se desenvuelva en lugares o ambientes laborales de alto riesgo a su integridad, jornadas excesivas de trabajo (más de 6 horas diarias), salario inapropiado, o cuando sea obligado a trabajar por una circunstancia o individuo.

Otra mirada al Trabajo Infantil

             Son tan diversas las definiciones existentes sobre trabajo infantil como sus implicaciones, sin embargo, en líneas generales y en su definición más básica se considera como aquella tarea que ejecuten de manera constante niños, niñas y/o adolescentes (considerando además a los que participan en actividades artísticas a temprana edad), y por la cual reciba una remuneración o salario; en consecuencia, se excluyen los procesos de aprendizaje familiar, responsabilidades escolares, apoyo ocasional en negocios familiares y aportes económicos recibidos por el niño por trabajos eventuales realizados.

            Ahora bien, el trabajo infantil es visto desde dos ópticas, la primera que indica que bajo ningún concepto los NNA deben trabajar, ya que se encuentran en desarrollo y no deben realizar ninguna actividad que entorpezca dicho proceso. La segunda óptica, establece que si pudiera ser permitido siempre y cuando sea: una actividad que se ejecute voluntariamente, en la que emplee pocas horas de dedicación (menos de 5 horas diarias), que contribuya a su desarrollo integral, que no entorpezca su escolarización, estimule el desarrollo de habilidades que le incentiven en la ejecución de su proyecto de vida y cuyos ingresos le permitan contribuir a la cobertura de sus propias necesidades e incluso apoyar económicamente a su grupo familiar, sin que esto suponga eximir a sus padres/cuidadores de las responsabilidades inherentes a sus roles.

            Al respecto, es oportuno acotar que en Venezuela dicha actividad debe ser autorizada (previa investigación) y supervisada por un organismo o instancia especializada en el área, que además establecerá los mecanismos de control al empleador que sean necesarios, con el objeto de que se garantice la protección de los derechos humanos infantiles durante el desarrollo de la jornada laboral, como es atribución de los Consejos de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes.

            Sin embargo, en la práctica, estos mecanismos de control y sanción (cuando es requerido) demandan ser  aún más rigurosos en la atención eficaz y oportuna de situaciones que ponen en riesgo la integridad personal de los más jóvenes.

La educación en valores en el trabajo

            Los niños, niñas y adolescentes trabajadores, deben encontrar en dicha actividad una oportunidad de preparación para la vida adulta, que contribuya a su desarrollo integral, siempre que se les reconozca como sujetos plenos de derecho y se les refuercen valores como: responsabilidad, trabajo en equipo, compromiso, honestidad y solidaridad, desde los diferentes espacios a los que se vincula (familia, escuela y comunidad).

            Es por ello que, atendiendo al principio de corresponsabilidad que se evidencia en lo concerniente a infancia y adolescencia, todos los actores sociales deben velar por la protección y defensa de los Derechos Humanos de este sector de la sociedad, especialmente aquellos que tienen la responsabilidad de orientación directa sobre éstos (familia, escuela e integrantes del Sistema de Protección Integral de NNA); por lo que, la prevención juega un papel fundamental en la garantía de los derechos  de estos pequeños trabajadores, la cual debe partir siempre de la educación en valores, entendiéndola (grosso modo) como ese proceso progresivo y permanente de formación formal y no formal, en el que se le enseñan pautas de ética y moral a los individuos para regular sus formas de  convivencia en la sociedad.

            Para ello, estos pequeños trabajadores demandan además del ejercicio responsable de los roles parentales de sus cuidadores, un Sistema Rector Nacional para Protección Integral de NNA, fortalecido y comprometido con los principios que establece la LOPNNA, dónde predomine la ética y la moral administrativa.

Lic. Yenniffer Manzo – Trabajadora Social / Defensora de Niños, niñas y adolescentes – somosderechicos@gmail.com
Instagram: @Derechicos